Desde ya os digo que con Roberto no hubo nada que
hacer.
Como os dije salí con él…mellá perdía por lo del “incidente”en el gym y cometí además la torpeza de ponerme esa noche una blusa de lunaritos. Combinar lunares con mellas… lo sé, error básico en mi clóset…no sé qué tenía en la cabeza!! Los nervios, supongo…
Además, antes de salir de casa, intenté disimular mi “vacío
dental” colocándome un migajón de pan, que entre diente y diente casi pasaba
desapercibido.Como os dije salí con él…mellá perdía por lo del “incidente”en el gym y cometí además la torpeza de ponerme esa noche una blusa de lunaritos. Combinar lunares con mellas… lo sé, error básico en mi clóset…no sé qué tenía en la cabeza!! Los nervios, supongo…
Al principio muy bien, me reía en plan “jus jus jus jus”
pero claro, cuando ya llevaba 4 cervezas y empecé con las carcajadas a mandíbula
batiente, pues eso…os podéis imaginar…cada 2 minutos andaba amasándome pequeñas
bolitas de pan como “improvisadas prótesis”…para sustituir las que en forma de “esputito
panadero” salían disparadas desde mi boca con destino a un moño DIVINO que llevaba la señora del
restaurante sentada justo a espaldas de Roberto.
El marido de la susodicha, el pobre, le decía de vez en cuando “cuidado cariño, ahí viene otra vez” y ella se apartaba así un
poquito…pero que va…la colé las 7 veces ¡Qué puntería!
Ya desistí porque además el pan era de centeno con pipas de
girasol, semillas de linaza y amapola, anarcardos y nueces de macadamia…No sé
si aquello era pan o la puta pirámide nutricional al completo. Claro, se me
veía ahí un pegotón que por mucho que yo quisiera él no podía hacer más que
mirarme el parchetón. Y eso que ya me
había subido las tetas hasta tal punto que estaba “a esto” de ponérmelas de
hombreras.
Quise desviar su atención iniciando una conversación
interesante:
- Shhabeshh que tienesshh una shhonrishha preciosshaa
¿¿¿¿Pero que me pasa en la boquitaaaaa???? ¿¿¿¿Y mis eses???? ¿¿¿Por qué coño estoy silbando al hablar???
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡RAJOY SAL DE MI CUERPOOOOOOOO!!!!!!!!!!
Al final le invité a subir a casa ( a Roberto, no a Rajoy) pero me dijo que no, que tenía plancha por quitar
¡Qué cosas!