Está claro que Roberto me dejó marcada para los restos. ¿Qué
traía yo también mi “tarita” de nacimiento? Pues sí, no nos vamos a engañar….¿pero
que Roberto sacó la parte esquizoide que dormitaba en mi “yo profundo”? Pues también!
Ya de chica apuntaba maneras. Mis padres cuentan que el
primer año que vinieron los Reyes a casa (los mágicos), me impresionó taaaanto
ver todos los regalos en el salón, que cogí una de las barriguitas y comencé a
golpear mi frente con ella de los nervios que me entraron…un dramón porque, además,
no la saqué del carrito de paseo en la que venía montada y me eché la frente
abajo…
Esa escena aparece en “Alguien voló sobre el nido del Cuco” y me dan un Oscar
Al año siguiente decidieron darme los regalos poco a poco….y
el Domingo de Ramos fui a ver salir la Borriquita con mi oso amoroso debajo del
brazo…Esa misma mañana me lo había encontrado en el salón de mi casa…
Eso se quedó en el pasado como una anécdota, hasta que
Roberto apareció y todo aquello que hibernaba en mí, floreció.
Yo lo llamo LA BOLA.
Es ese nudo que me aparece en la boca del estómago que me
produce unos nervios que me quitan la vida…y entonces me entran unas ganas
horribles de golpearme la frente con el móvil repitiendo “mi barriguitas…mi
barriguitas…mi barriguitas”...y claro, eso, obviamente, no lo puedo hacer cada
vez que Roberto no me coge el teléfono o no contesta a mis wasaps. ..Básicamente
porque estaría más tiempo golpeándome que respirando y porque la última vez que
lo hice aún tenía el Nokia 3310 y estuve a “esto” de no contarlo.
Total, que la psicóloga me recomendó que canalizara mi
frustración en el deporte…
Lo que mi psicóloga no sabía es que mi frustración era mucha…y
yo había días que salía a correr 2 horas por la mañana, 3 por la tarde y otras
2 por la noche…como los antibióticos…cada 8 horas.
A las dos semanas de conocer a Roberto a mi empezaron a
conocerme como “la Forrest”…pero bueno, llegó un momento en que tuve que dejarlo.
La última vez que me llamó Roberto me notó la voz rara:
-
“Te acabas de despertar de la siesta” – me pregunta
el capullo…
-
”No, es el efecto de la anestesia, me acaban de
operar de una condromalacia rotuliana y me han puesto una prótesis”
Y tal como me dijo eso me endiñé yo sola con la muleta entre
cejo y cejo…"mi barriguitas....mi bariguitas...mi barriguitas..."