Me encuentro a ese muchacho cada tarde cuando salgo a correr.
Taaaaaaan guapoooo!.
Cada día nos cruzamos. Él en su bici y yo con mi “running
look” que desde luego, es para verlo, (me refiero a mi look). Claro, eso era al
principio, porque luego fui sofisticándome previendo el encuentro de cada
tarde. Bueno, encuentro…, lo que tardan dos personas en cruzarse, una en bici y
la otra a trote (cochinero).
La primera vez que me lo cruce iba yo con el pantalón de chándal
de la mili de mi cuñao, que es MUY cómodo y de un verde divino que combina
con todo y una camiseta con el lema “I´m the best and you know it” con la
foto de una gamba con sombrero (¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?) señalando al frente estilo “Tío
Sam”
Yo sabía que de esa guisa no iba a conseguir que el amor
brotase lo que viene siendo a borbotones, así que opté por cambiar de
vestimenta. Me habían hablado de unas mallas deportivas “push up” que te ponían
el culo a la altura de los omoplatos…ESO ES LO QUE YO NECESITO, AHÍ LA´N DAO!!!
Así que un día me arreglé un poquito más para la “cita” y cogí
y me las puse
¡¡¡¡¡¡¡Ay lo que aprieta esooooooooo!!!!!!!!!!!
No podía respirar…iba con el culo to apretaito pero casi con
el conocimiento perdío…y claro, correr tampoco podía…porque las “fantásticas”
mallas no daban pa´ doblá las rodillas y
me parecía andado a un” walking dead” de estos de la tele…Yo esperaba el encuentro
a la altura de la fábrica de Cruzcampo, como cada día, pero que va…yo la bici
no la veía ni de lejos!!...voy a seguir un poquito más – pensé yo - a ver si es
que el muchacho se ha retrasado.
Pero en realidad no podía más, aquello me estaba quitando la
vida, ¡coño, como a los “walking dead” de estos de la tele! A lo mejor todo lo que tienen es eso, las mallas de los cojones puestas...y por eso andan como andan...
En la Puerta Carmona ya perdí toda esperanza…la esperanza y una de
las pestañas postizas que llevaba puestas que se me cayó por Luis Montoto y que
no encontré ni pa´Dios. Y lo que al principio iba a ser una mirada estilo “Garbo”,
había tomado un cariz “Mrs Potato” que ni te cuento.
A esas alturas ya llevaba en una mano el relleno que me
había puesto en las tetas y las dos pezoneras (que obviamente también me había
puesto en las tetas). Me había caído dos veces, llevaba un codo echao abajo y
había perdido una de las zapatillas.
Al final me volví a casa sola, triste y arrastrando las
extensiones en forma de larga trenza
rubia que me había puesto y que uno de los mulos de un coche de caballos
que había en la Catedral se intentó merendar mientras yo estaba entretenía llorando
en una farola…
Y del chico? Ni rastro…